En un rincón escaso
de la enorme plaza,
el resquicio de sol,
mínimo,
refugia
del crudo invierno.
Velado por un pañuelo,
ingrato,
de nubes,
contenta
al que lo necesite.
Es su espejismo.
Por él
quizás daremos,
inútil,
la vida.
M.A.N.H. (02/02/15)
Un poema delicado y hermoso... me gusto su lenguaje.
ResponderEliminarSaludos.
Reme.
Me alegra que te guste, Reme. Gracias por tus palabras.
EliminarSalu2.
sugerente, deja al vuelo el pensamiento
ResponderEliminarsaludos
Gracias Omar por tus palabras.
EliminarUn abrazo!