domingo, 17 de marzo de 2013

NO HAY DIOS

No hay dios entre sábanas frías.
El aullido resuena de paredes
que se abren como rosas tiernas.
El instante fugaz de tu regazo
pasó encharcando las aceras
y el cuenco de ojos
que se precipita calle abajo.
El tic tac de preguntas de dientes 
amarillos flaquea de palabras
en los senos desnudos.
La ambivalencia de los años
dejan regueros de ruinas y sueños.

No hay dios en las esporas
que vendavales lleva,
nadie entona cánticos terrenos
sujetos a imperdibles de obscenidad.
Perros como juicios
en el solajero encima, como
piedras alicatadas de asombro.
¿Quién pudiera manifestarse 
contra números y caballos,
avisar a los troyanos la sorpresa,
esperar sin sentido la plaga venidera?

No hay dios ni serpientes
que valgan la pena,
para arrojar cucharadas 
de bendiciones
entre las calvas cabezas
de los semáforos.
En el momento del big bang que rompa
el ancestral silencio, volver
la espalda a las razones, a la lluvia
ácida y a temporales de quimeras.
No hay dios y no se le espera.


M.A.N.H. (25/02/13)