En un rincón escaso
de la enorme plaza,
el resquicio de sol,
mínimo,
refugia
del crudo invierno.
Velado por un pañuelo,
ingrato,
de nubes,
contenta
al que lo necesite.
Es su espejismo.
Por él
quizás daremos,
inútil,
la vida.
M.A.N.H. (02/02/15)