martes, 28 de agosto de 2012

EL LLANTO DE UN NIÑO DE NOCHE

En 1990, tras el inicio de la Primera Guerra del Golfo y la retransmisión por televisión por primera vez de los bombardeos americanos en directo, escribí este poema:


CÓMO ES EL LLANTO DE UN NIÑO DE NOCHE

¿Cómo es el llanto de un niño de noche
despierto por la bombas que caen?

Un niño, ni tuyo, ni mío, un niño cualquiera
que con sus manos, temeroso, agita el aire,
que con sus ojos abiertos, renuncia al sueño,
que con sus lágrimas rotas, mira a la calle
y no entiende, no hay quien le explique:
el fuego, las explosiones, la muerte, la sangre.

¿Cómo es el mar del llanto de un niño
de noche despierto por las bombas que caen?
¿En qué angustia sin consuelo naufraga la certeza 
de un mar que se derrumba en su oleaje?

M.A.N.H. (1990)



lunes, 27 de agosto de 2012

sábado, 25 de agosto de 2012

BUSCANDO

Buscando la luz encontré el silencio
como piedra en la huella de ser uno mismo,
un crisol de palabras envenenadas
por la distancia y el horizonte tardío.

Buscando poesía perdí el contacto
con la lluvia que anegaba el vacío:
Aprendí a evitar el reflejo sonriente
de la tarde que invitaba al suicidio.

Buscando amistad derrapé por la cima
de una duna de sombras, el precipicio
de unos ojos cerrados a cal y canto,
negados para el verbo y el destino.

Buscando vientos encontré tempestades,
certezas de mentiras en los caminos
que se estrechan, se hunden y se oscurecen
para llenarse de desconfianza y ofidios.

M.A.N.H. (25/08/12)


martes, 21 de agosto de 2012

VOLVER TEMPRANO A CASA

                   En recuerdo de mi abuelo Juan Herrera.


Hay que volver temprano a casa.

La lluvia cae, intermitente,
por el camino abajo.

Unos niños juegan,
un corro de voces alegres
en la escalera.

Hay un instante corto
de soledad inmensa.

En la guagua los minutos
corren como agujas negras
rodeando el paraguas del cielo.

Apenas se te nota la costumbre,
la letanía del paso.
Andas buscando un orgullo
de flor encapuchada de prisa.

Aún quedan flotando los recuerdos:
Todo un día de piedra sobre piedra,
sosteniendo ambigüedades
de ilusiones tardías,
escapando sobre las ventanas
saladas del mar al fondo;
capaz de sonrojar la vergüenza
de los que te esperan
para darles tus manos
de nombres sin fechas,
de almacenes desnudos.

En la ventana
del vecino del frente
una luz se apaga
y se enciende sola,
vigila tus miembros
en sombras,
pone un figurín postizo
de altura y trascendencia,
describe un arco rápido
y, con la misma,
desaparece.

Entonces, entiendes
las azoteas de los edificios
y sus húmedos salientes
goteando.

Despiertas y saludas,
te invitan a entrar
mullidos sillones marrones,
altas cortinas, televisores sabelotodos
y plantas, de hojas en el suelo,
en una repisa;
inquieren de ti una tristeza
de ojos cerrados y lágrimas
que encharquen llanto.

Entras en casa con un viento
de sudores y sufres, sin esperarlo,
el corre-
                -ve
                       y dile
del tiempo que se escapa.

De pronto te anuncian:
“Abuelito ha muerto” (palabras textuales)
y no sabes donde quedan
todas tus miserias que te indican
que hay que volver temprano a casa.

M.A.N.H. (10/01/1985)


jueves, 16 de agosto de 2012

HOY MI LEGADO A LA NOCHE SEDIENTA

Buscando en el Baúl de los Recuerdos, encuentro este texto que traen al presente la nostagia y la magua de aquellos años de empezar a vivir...


HOY MI LEGADO A LA NOCHE SEDIENTA

Hoy mi legado a la noche sedienta
que me envuelve es un corazón acribillado, 
lugar para la pregunta y la duda, 
la sangre que escapa al control de la carne
cuando el tiempo avanza inexorable.

Siete años de travesía adentro donde,
con la adolescencia siempre combatida,
fue creciendo el prólogo del destino.

¡Tanto dolor puesto en juego!

Agradezco la bala hirviente que prendió
su fuego sobre viejas costumbres,
mas hoy añoro su muerte bendita, 
pasto de un orgullo por la vida.

Mírenlo así: mi corazón acribillado
legado al tesoro de las sombras y la ausencia.
Habrá que enjugar salado su llanto,
recomponer la sangre vaciada
como luz interna, fuente insumisa,
negada hoy para tanta sed que arde.

M.A.N.H. (21/3/1990)


martes, 14 de agosto de 2012

SALIDAS

Por mucho que el horizonte
del mar, al fondo, se muestre,
hundidos en el presente,
las salidas se desdibujan.

Renegamos de la luz
para asegurar sueños desleídos
por el tiempo y la memoria.

M.A.N.H.(13/08/12)


domingo, 12 de agosto de 2012

LA PASIÓN DE SER

Es el hambre y no la fe
lo que mueve las montañas.

Es el hombre y no la ciencia
quien mantiene la esperanza.

Es el hambre y no la rabia
quien te tienta las entrañas.

Es el hombre y no la lógica
quien sueña y quien canta.

La pasión de ser comienza
donde acaban los fantasmas.

               M.A.N.H. (12/08/12)


viernes, 10 de agosto de 2012

ENCUENTROS DE MAYO

Era mayo, un caluroso mes de mayo, y el tiempo en Madrid parecía detenido. En el Retiro, adentro muy adentro, aún bajo la sombra, se sentía el peso del día caer sobre los hombros como una losa. Lucía, sin embargo parecía no darse cuenta de nada, de ensimismada que estaba leyendo un libro de poesía que le había dejado su amiga. A ella la poesía nunca le había atraído porque la asociaba al amor fracasado de adolescente, su primer y único amor; pero Rosa, su amiga, le había comentado que tenía que abrir nuevas perspectivas en su cerrado mundo y que, para ello, qué mejor que empezar por un libro de poemas, aunque fuera de un autor desconocido. En ese momento, se había quedado absorta en las reminiscencias que le despertaban la lectura del poema que leía:

“Yo no quiero morir
en la orilla, mansamente,
de una tarde irisada
de luces artificiales.

Reniego de tu cuerpo
hermoso de serpiente,
de tus ojos de almíbar
y de almendras
que me embriagan,
que me esclavizan al paño
salobre de tus lágrimas.

Quiero hundirme en el silencio
alzado al horizonte,
quiero deshacerme
contra la rompiente,
descomponerme
en espuma y canto.

Reniego de la espera
somnolienta, a contraluz,
de las ventanas
que aguardan amaneceres
de brazos en alto,
de puños cerrados,
contra toda esperanza.

Yo no quiero la paz
de las huellas borradas
por pasos ya dados,
estelas de la costumbre.

Reniego de las sombras
que asolan mis párpados,
de la sangre
en mis venas detenida
por la gravedad y el cansancio.”

En ese preciso momento, algo llamó su atención haciendo que apartase los ojos de la lectura: una ráfaga de aire o una vibración sobre su hombro, quizás la sacudida magnética de campos de fuerzas contrarias que se atraen. Al darse la vuelta, se encuentra con la mirada del hombre, de unos cincuenta años, que había estado leyendo con ella a su espalda, dios sabía desde hacía cuanto tiempo.

- Disculpe, señora o señorita, no pretendía molestarla, solo que, al pasar por su lado y ver que leía poesía, no pude contener el impulso de acompañarla en su lectura. No me entienda mal, sepa que, como bibliotecario que fui, para mí la literatura es una pasión obstinada, avasalladora. Pero no me he presentado, mi nombre es Antoine.

Lucía, aunque alarmada por la inoportuna intromisión de aquel hombre en su intimidad, quedó por un momento atrapada entre las palabras que le decía y no pudo menos que preguntar:

- ¿Pasión obstinada y avasalladora? Pero, ¿a qué se refiere?

- Me refiero a que ésta es una de esa obsesiones por las que, sin dudarlo, daría mi vida, si es que, con ello, pudiera salvar al mundo del sinsentido en que está sumido, tan falto de humanidad y belleza.- Mientras improvisaba lo anterior, para salir del paso, Antoine empezaba a fijarse en su interlocutora con ojos más terrenales, sintiendo que un cosquilleo de otro tiempo le recorría de arriba abajo las entrañas.

- Por la poesía sería capaz de emular a “Ulises Lima” en París y vivir exclusivamente para su lectura.- Siguió improvisando para eludir el mareo que, de pronto, le acometía como una ola dormida.

Lucía, una vez atrapada en su palabrería - la fuerza magnética de Antoine-, no podía sustraerse a continuar la conversación que le ayudaba a escapar de su monótona existencia.

- ¿Ulises Lima?. ¿Ese quién es?. Y, ¿cómo se puede vivir exclusivamente para la poesía? Yo me llamo Lucía. Haga el favor de sentarse a mi lado, que lo veo empezar a palidecer-, dijo finalmente para mantener el hilo de la conversación.

- Ulises Lima es el coprotagonista de “Los detectives salvajes”, una obra de Roberto Bolaño. Un poeta mexicano que, cuando malvivía en París, en una chambré mugrienta, con poco dinero, apenas comía y menos se aseaba, pero siempre iba con tres o cuatro libros que había robado, de autores franceses, que devoraba con fruición y que, a la postre, eran su mejor sustento. Se decía de él que leía hasta cuando se duchaba, esto es, cuando conseguía hacerlo, en baños públicos o en casa de algún amigo, puesto que hasta eso le faltaba.

- ¿Y usted cree que merece la pena vivir en esas condiciones? Le pregunta Lucía sin atreverse aún a llamarlo por su nombre.

- Llámeme Antoine o Antonio, si lo prefiere.

- Vale Antoine, ¿qué piensas de esa vida bohemia, sin responsabilidades? ¿Tendría otros intereses o necesidades, digo yo?

- No lo sé. Creo que las personas auténticas se mueven por impulsos internos que responden, y no te rías por favor, a fuerzas electromagnéticas de atracción o repulsión; y que son estas fuerzas las que nos acercan o alejan de eso que llamamos “la felicidad”, que no es otra cosa que darle sentido a la vida que, como dijo un sabio, no tiene otro sentido que el que queramos darle. Fíjate, esa es otra de mis obsesiones y tareas a la que me dedico, la de investigar las razones que unen o separan a las personas, los sentimientos que hay involucrados, el amor como motor principal de la naturaleza humana. Pero creo que me estoy sintiendo mal.- Terminó diciendo Antoine que, del pálido anterior, iba adquiriendo ya tonalidades del verde de la náusea. -Creo que debo regresar a mi casa, siento haberte importunado con mi cháchara.- Dijo incorporándose para apresurarse a escapar de allí.

- Antonio- Dijo Lucía castellanizando el nombre como haciéndolo suyo. – No me dejes así. Me gustaría seguir conversando contigo. Me he sentido muy a gusto y me gustaría hablar de otras cosas.-

- Toma mi tarjeta. Llámame, yo también me he sentido muy a gusto. Volvamos a vernos…- Dijo Antoine marchándose presuroso y sin volver la espalda.

miércoles, 8 de agosto de 2012

LA SOLEDAD

La soledad es un comezón en la axila,
te roba la sangre como vampiro
que acecha entre las sombras,
sorbe tus huesos, ya carcomidos,
arrancándote la pena que ocultabas
en tus bolsillos vacíos de mendigo.

Te miras las manos y la sientes
recorriéndote las huellas digitales,
borrando los recuerdos, abriéndote
en canal la piel que te queda.

Donde derrotaste la certeza
te espera para hacerte suya,
para adueñarse de tu simiente
de hombre en despojos, esperando
la llamada postrera, la última huida.

La soledad, esa vieja compañera
del camino, de la duda y la suerte,
acude a tu encuentro en el silencio
de la tarde que cae como piedra
en los recuerdos, como lápida
de aquello que ayer fue y hoy no.

M.A.N.H. (25/06/2011)


sábado, 4 de agosto de 2012

FLUYE EL TIEMPO

Fluye el tiempo
entre los párpados,
la voz inunda de sangre el vacío,
pasos que das están de vuelta.
Nada es lo mismo,
otros dibujan caminos ajenos.

Sudas, tiemblas, quizás te desmayas
pero es la angustia
de ser que viene de lejos:
cuando necesitabas alzar el vuelo,
despegar en el humo.

Hoy las cosas son como son,
con los colores ajados de la nostalgia,
de los años pasados pintando
estaciones por venir,
lluvia entre los cristales,
paredes que caerse quieren
pero se mantienen.

¿A quién gritar que quiera oír?

- Humedades y silencios
esperan en los rincones -

Caminas
como repta el perinqués
entre las sombras buscando sustento.
Sólo eso.

                              M.A.N.H.(25/07/12)

viernes, 3 de agosto de 2012

PALABRA BALA

La palabra es una bala
que se dispara
o se guarda en la recámara.
El blanco ¿Quién sabe?

Acaso ha llegado el momento
de bordear el precipicio,
poner blanco sobre negro
el vértigo y la altura
y dejar atrás el alambre,
la tortura del silencio.

Mas el tiempo es también
parte del óxido cotidiano
y socava y destruye el ansia
de ser frente a lo que se es;
y por ello surge la metáfora
como visillo contra la luz,
como escapatoria
y destino.

La palabra sucumbe
en la metáfora
como pájaro aherrojado
como huella en el cemento.

                    M.A.N.H. (31/07/12)