Como añoro tu sonrisa que lo cotidiano
devora, las sombras de sentido compartidas,
miradas que ayer eran agua en los ojos,
las palabras que acaso iban o venían.
Como añoro los silencios de sustancia
profunda, los perfiles de la tarde vencida,
aquellos rincones de ratones dormidos
que habitábamos entre sábanas frías.
Descubríamos primaveras envueltas
de versos, escondiendo sueños y risas,
recuerdos de pasos ya dados, de huellas
pisadas sobre el barro caliente con prisa.
El amor generaba su propio espacio
dormido, abriendo la mar con su quilla,
derribando matices y sombras, pintando
retales de ramas al viento, raíces, pupilas.
Hoy regamos colores que el tiempo
hace crecer, como cerradas semillas
de un mañana que vendrá, de aquello
que va a ser y que hoy espera todavía.
Como añoro la sonrisa que el día a día
transforma y que, aún en verano, se enfría.
Como añoro la húmeda paz de tu cuerpo
venciendo certezas que indemnes parecían.
M.A.N.H. (11/11/11)