Escribo
para que el agua envenenada
pueda beberse.
Chantal Maillard
Para qué creer en el agua
que se arrastra,
que cae a peso de lo alto,
horada las conciencias
y abre caminos ocultos
a la tierra y sus secretos.
Para qué creer en el agua
que es humedad en la madera,
que dibuja rastros de su paso,
reverdece la simiente
y es lluvia y trueno en los ojos
de quien espera.
Para qué creer en el agua
que derrama su ausencia
y es verso y eco en la cueva gris,
anega los labios del horizonte
y entra en cada célula.
Para qué creer en el agua
que es juicio y sentencia
destino y soledad
y alma del ser
entre tanta arena.
Para qué creer en el agua
de transparente cristal
como fruta fresca.
Para qué creer en el agua
que, impunemente,
los lacayos del fraude envenenan.
M.A.N.H.
Agradezco al Jurado seleccionador (D. Helio Ayala Díaz, D. Juan Francisco González-Díaz y D. Máximo González Guardia) que contaran con mi texto junto al del resto de compañeros y compañeras seleccionados, todos ellos de gran valía poética.
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