Parásito de un abanico,
el aire se levanta
ahuyentando la huella
calurosa del sol.
Mides a tientas palabras,
sembrando la duda
como única simiente.
Cerca suena la calle,
enervada de aceros,
en la vena gris
del verano.
La certeza es esclava
de las pesadillas
y hermana de los cuentos.
Una mosca zumba
contra los cristales
de la cerrada ventana.
(De dónde huye,
a dónde va,
qué la impulsa.)
La memoria grita
en sueños para olvidar,
soportar el destino.
No soporto
las pestañas del día
empeñadas
en ocultar la luz.
Quizás tú sepas
dónde
la humedad invade
el reflejo ilusorio,
el ruido del silencio.
Hormigas, en fila de a uno,
recorren enormes
el asfalto.
M.A.N.H. (23/09/14)
Una visión negativa del verano pero muy sugestiva a la vez.
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