Al fondo del bosque, la humedad se hace presencia, aullido, sobrecoge y alimenta.
viernes, 26 de julio de 2013
VEÍA LAS NUBES ENCIMA
Veía las nubes encima
pasar en jirones
interminables.
Oía el silencio
y el silencio era la nada.
El uniforme raído
su corona laureada,
el brazo quebrado
su señera al viento.
Sentía el agrio sabor
de la tierra en los labios
cerrando las preguntas,
ocultando las respuestas.
A su lado, otros
cuerpos desmadejados
como piedras absurdas,
arena esparcida
por temporales insanos.
Miraba enseñas desconocidas
hermanadas en el fango,
sombras como cimeras
pesadas como lágrimas.
El dolor, sin embargo, era
sólo un rumor en las entrañas,
un viejo paraguas
de varillas rotas.
Esperaba tan sólo el olvido,
la puerta que se cierra,
y su corazón palpitaba
todavía.
M.A.N.H. (15/03/13)
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Oía el silencio, y el silencio era la nada.
ResponderEliminarBonita frase para empezar otro poema- Me ha gustado, me parece un poco triste pero debe ser por mi propio drama interno.
Saludos.
María Gómez
María, haz tuya la frase y construye ese poema que llevas dentro. Muchas veces la poesía es un buen alivio para el alma.
EliminarSalu2. para ti también.
Un estado decrépito si me lo permites, solo esperar el final.
ResponderEliminarEs un poema triste y bien hilado.
Saludos.
Bueno, pues claro que te lo permito. En mi descargo, decir que intentaba transmitir eso: tristeza, en concreto la tristeza del caído en combate, que sólo espera el final. Creo que no se ha entendido bien el contexto, probablemente por no saber describirlo mejor.
EliminarEnfocaba el poema como un ejercicio literario, un juego descriptivo sin mayores pretensiones. Jugaba a aprendiz de brujo. ;-)
Salu2 también para ti.
Genial poema. Primera vez por tu blog, es bellisimo.
ResponderEliminarUn saludo desde EEUU.
Gracias Noris Marcia, por tu valoración. Un saludo para ti también desde este pequeño sitio.
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