La línea de las sombras marcaba
en las paredes
puntualmente
el sonido del cucú
con sus latidos contaba
los remiendos del día
uno a uno
buscando la palabra exacta
que justificase
intercambiar augurios
nunca dejaba que se calentara la cerveza
cuando tocaba partido
ni vaciarse el platito de maní
sonaba el cucú a media tarde
y allí estaba
pronto
para medirle a la madera las voces
y su coincidencia
luego
sentado en el devoto sillón
que su forma mantenía
reinaba
mirando por encima del cristal
de las gafas de pasta
llegaba la calma.
MANH (24/09/17)
Todos tenemos nuestros refugios donde reinamos en la más absoluta soledad.
ResponderEliminarSi se acallan las voces dentro, si llega la calma, bienvenido sea!
EliminarUn abrazo, Toro. Una alegría tenerte por acá!
Hola Miguel Angel.
ResponderEliminarVengo a despedirme.
Durante un tiempo escribiré únicamente para mí.
Creo que lo haré con más libertad.
Mientras eso ocurra no se podrá acceder a mi blog.
En el futuro ya decidiré si vuelvo a publicar lo que escribo.
Muchas gracias por todo este tiempo compartido.
Que te vaya muy bien.
Un abrazo.
Una pena leer eso, pero entiendo tus razones. Gracias a ti por tus comentarios y un abrazo, también.
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